La Sombra

Ese día había trabajado hasta tarde. Salí del edificio y me encamine al estacionamiento, tres cuadras mas abajo. La noche estaba fría y el viento corría sin dirección llevándose consigo, papeles y hojas del suelo. El frío helaba mi saco, no sabia como cubrirme de la gélida noche, solo quería llegar a mi casa lo más pronto posible. De un oscuro callejón, ese estúpido gato se le había ocurrido saltar donde estaba, dejando mi corazón latiendo acelerado, al borde de un ataque. Todo aquello pareció una broma de mal gusto, y la brisa susurro riendo entre los edificios oscuros... quizás se burlaba, jugando con mi miedo.
No sabía si era por el frío, o el cansancio de aquella larga jornada, pero mientras caminada, la calle parecía hacerse mas larga, extendiéndose de forma anormal. Era como si nunca llegaba a la esquina siguiente, y cuando intentaba cruzar de una acera a otra, esta era ciertamente amplia. Me detuve en medio de la calle no logrando creer lo que estaba pasando, quise volver sobre mis pasos, pero al voltear, sentí como un nuevo escalofrió se apoderaba de toda mi espalda. Los pelos comenzaron a erizarse del miedo, cuando advertí que las luces, de la calle detrás de mí, se habían apagado misteriosamente. Sin embargo al prestar atención, no solo la calle había quedado a oscuras, sino también, todos aquellos edificios que mi vista podía divisar. Mi respiración se entrecorto, parecía sofocado, me faltaba el aire. En ese momento todo mí alrededor, había quedado en completo silencio, no podía escuchar sonido alguno, era como si mis oídos estuviesen tapados con algodón, aunque era conciente de que no lo estaban.
Mire nuevamente en dirección al estacionamiento. No sabia que hacer. La condensación del aire al salir de mi boca, provocaba un denso vaho, que ahora comenzaba a notar como muy exagerado, aunque a decir verdad, el frió igual era cada vez mayor. Retome el camino, acelerando el paso. Sentía como algo o alguien se acercaba por detrás, sin embargo si detener la marcha y mirar por sobre el hombro nadie, ni nada distinguía. Me sentía agitado, falto de aire, y mis piernas cansadas no dejaban de temblar del terror, que con cada paso dado, se hacia mas intenso. No se en que momento, había comenzado a trotar, acelerando el paso hasta casi por momentos correr.
Ya estaba agitado, no de cansancio por caminar a ese paso, sino porque presentía que algo malo iba por suceder… o sucederme. A mi alrededor aquella oscuridad que veía a la distancia, ahora estaba pisándome los talones. Entonces consumido por los nervios y el espanto, grite aterrorizado:
- donde mierda esta ese puto estacionamiento!? –
Justo en ese momento la sangre se helo en mis venas. Sentí como si esa oscuridad, como si toda aquella negrura, quisiera envolverme. No se de donde, pero un grito histérico salio de mi garganta y comencé a correr con todas las fuerzas que le quedaban a mis piernas, que temblorosas, parecían gelatina. Sin fijarme donde pisaba, me desparrame en el suelo, al tropezar con un vagabundo que cubierto entre cartones, se despertaba malhumorado, maldiciendo enfurecido con centenares de frases grotescas. Aterrado observe como se ponía de pie, y si tiempo a terminar de gritar, un manto negro lo envolvía, tumbándolo hacia donde estaba yo tirado. Los gritos de dolor, de aquel pobre infeliz, retumbaban en mi cabeza. Me sentí aturdido, no sabia si pedía auxilio, o seguía maldiciendo. Cuando finalmente sus gritos cesaron, por unos instantes aquello, se detuvo.
Una brisa se apresuró a cruzar por donde me encontraba, despeinando mi cabello cubierto de sudor, y brindándole un poco de oxigeno a mis pulmones, que no recordaban si debían inhalar, exhalar o retener el aire. Aun no podía comprender lo que había pasado, busque mirando en todas direcciones al vagabundo…no estaba o ya no existía. La brisa se detuvo, tan misteriosamente como había a parecido.
- hola? - dije titubeando.
En realidad estaba seguro que mis cuerdas vocales, no habían pronunciado sonido alguno. Lentamente me incorpore. Las luces paulatinamente volvían a aparecer frente a mis ojos. A lo lejos escuche las sirenas de una patrulla. El edificio de la esquina, extrañamente comenzaba a materializarse. Todo parecía volver a la normalidad. Todo excepto el vagabundo.
- maldito infeliz.- dije casi enojado.
Voltee y quise comenzar a caminar en busca de mi auto, pero al darme cuenta de donde estaba, comprendí que había recorrido mas de siete cuadras.
- como demonios pase de largo.- me pregunte y con temor volví sobre mis pasos.
Aquella imagen del vagabundo, aun rebotaba dentro de mi cabeza. Quería comprender que había sucedido pero era imposible, en mi interior había una sensación extraña…como si estuviese aliviado de que haya sido él, y no yo.
Subí al auto, y colocando la llave en el contacto, le di arranque. Casi al mismo tiempo estaba en la autopista, un poco de velocidad me vendría bien pensé. Bajando la ventanilla para que el aire entre, pise el acelerador hasta el fondo…ya me sentía mejor.

Estacione en el mismo lugar, frente al edificio donde vivía. Sentado al volante observe mis manos como temblaban. Entonces, me detuve a pensar en lo que había sucedido.
- la velocidad no funciono…creo que intentare con un poco de vino.- dije y baje del vehiculo conectando la alarma.
De la acera, mire las escaleras que daban a la puerta de mi departamento, ubicado en el subsuelo del edificio. Curioso, observe cada peldaño. En el medio del recorrido, se hallaba un descanso cubierto por el velo de la sombra que proyectaba una columna, que ahora prestando atención detenidamente, no tenia sentido su ubicación.
Respire profundo. Comencé lentamente a bajar, de a uno los escalones. Eran anchos. Mis ojos se fijaron en aquella sombra, y mientras bajaba la observaba intrigado, como ella cambiaba de posición. Al llegar al descanso me detuve…pero la sombra no. Lentamente se acercaba hasta donde me encontraba. Comencé a escuchar, cada vez más fuerte, los latidos de mi corazón. Por un momento, pensé que mis piernas se habían paralizado del terror que estaba experimentando. El frío de ese asqueroso escalofrió volvía a apoderarse de mi cuerpo. El vahó apareció casi inmediatamente enfrente de mis espantados labios que no paraban de temblar. La temperatura había descendido vertiginosamente…y la sombra cada vez estaba más cerca. Como un manto agitado por el viento, aquello quiso envolverme. No se como, ni de donde, mis reflejos se agudizaron, esquivando esa espesa cosa. Salté hasta el final de la escalera, eran casi diez metros mas abajo, y golpeando con todo el cuerpo la puerta, pude escapar de aquello casi milagrosamente. Mis ojos no podían dar crédito de lo que veían. Parecía tener vida propia, buscando alimentarse de algún ser, para quien sabe que… quizás existir.
Se expandió, estirándose hasta ver donde había caído. Se agiganto hinchándose amenazadoramente, y volviéndose para donde me encontraba, comenzó a avanzar hacia mí. Al ver aquello acercándose, mi corazón comenzó a latir mas fuerte, pero en mi garganta. No encontraba las llaves de la puerta, y cuando por fin di con ellas, el picaporte giro, haciendo que cayera dentro del departamento.
- que mier…-
- cierra la maldita puertaaaa!!!.-
- estuviste tomando otra vez?... borracho!.-
- dije que cerraras esa puerta, con un demonioooo!!!.- me levante del suelo al mismo tiempo que podía ver como aquello volvía a arremeter, estrellándose contra la puerta, que lograba cerrar a tiempo.
- rápido!!! Enciende todas las luces de la casa!!! …no te quedes ahí parada como pelotuda!!!...hace lo que te digo!!!.- al parecer no estaba conciente de lo que estaba pasando, o quizás yo estaba actuando como un maniático, porque no hizo caso a nada de lo que le pedí, e ignorando lo que le pedía, se encerró en el cuarto, trabado la puerta con el cerrojo.
Luego de encender todas las luces, quede expectante a cualquier sonido que se originase afuera de casa. Pero al igual que la vez anterior, nada llegaba a mis oídos. Lo más extraño aun, era que dentro de la casa, tampoco se escuchaba nada.
- gaby?...estas bien?.- pero no respondió. Por debajo de la puerta, se podía ver como la luz de la lámpara, iluminaba tenuemente el interior del cuarto. Entonces, mire a través del cerrojo, y el horror se apodero de toda mi cabeza. Un grito ahogado de dolor, rugió desde el interior de mi garganta. La oscuridad lentamente cubría el cuerpo de ella, que dormida no se dio cuenta de nada.
Quise llorar, pero no podía, el miedo había secado mis lágrimas. Me senté impotente junto a la puerta y llevando las manos a la cabeza, sentí como el dulce sabor de la sangre, había desgarrado mis cuerdas vocales.
Estaba sentado en el sillón. Frente a mí, arriba del televisor, se encontraba el reloj. Estaba esperando que llegara la luz del día. Solo faltaban algunas horas, pero algo sucedía con las agujas…no se movían.
- malditas pilas!.- pero luego de cambiarlas, siguió sin funcionar. Mire el reloj pulsera pero tampoco parecía andar. El que se encontraba sobre la heladera, tampoco. Volví a sentarme en el sillón.
Que era lo que sucedía?... estaba vivo aun?... Gaby lo estaba?... porque me estaba pasando esto?... pensaba una y otra vez. Sin embargo mi cerebro no parecía funcionar.
- Que puedo hacer?, sentado como pelotudo no lograre nada… y probablemente terminare como Gaby.- había empezado a hablar solo, quizás en realidad a hablarme solo.
Levantándome del sillón me acerque hasta la puerta. Con temor observe a través del ojo de la cerradura. Podía ver como la oscuridad, danzaba con las sombras de los árboles, que se mecían a ritmo del viento. Era extraño ver nada, y sentir como algo se divertía a cuenta mía.
- allí no hay nada. – Dije en voz baja.
Me levante y apoye mi cabeza contra la puerta. Pensaba. Pensaba. Me moría de miedo. Cuanto tiempo que estaba parado allí?... no tenia idea, pero me dolían las rodillas. Quizás también era porque habían temblado mucho. Al pensar eso, de mis labios se asomo una sonrisa.
- que puede pasar?.-
Gire el picaporte lentamente, y cruzando la puerta, comencé a subir las escaleras…cerré los ojos… No había nadie… No había nada… pero... Algo me detuvo… y comenzó a faltarme el aire.

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